viernes, 27 de junio de 2014

El asistente/a sexual como derecho a una sexualidad placentera vs. el surrogate como una sexualidad terapéutica

*Extracto de la ponencia de Rafael Reoyo en las jornadas ''Miradas sobre la asistencia sexual" (Madrid, 24 de mayo de 2014), organizadas conjuntamente por Sexorum y Sex Asistent Internacional. 

Con la creación de la figura del asistente sexual se demuestra que las personas con diversidad funcional, por el echo de serlo, no tienen problemas para ejercer sus derechos sexuales contando con los apoyos técnicos y/o humanos necesarios.

Cualquier problema es derivado de la discriminación, el apartheid y la anulación de la personalidad a la que a menudo son sometidos y que no les permite vivir en comunidad y en igualdad de oportunidades y también por el rechazo social hacia sus cuerpos alejados de los canones estéticos. Por consiguiente, no son susceptibles de terapias relacionadas con su sexualidad por el mero echo de ser o funcionar diferentes a la mayoría.

Desde este enfoque, no sería posible concebir la asistencia sexual como una terapia que, como tal, pretenda conseguir unos objetivos predefinidos con el fin de restaurar unos supuestos patrones de 'normalidad', ni tampoco cabría hablar de un límite de sesiones o cualquier otra restricción impuesta por terceras personas, porque sería reconocer la no aceptación de la diversidad humana.

Si bien el objetivo primordial de la asistencia sexual, acorde con el marco coneptual planteado desde Sex Asistent, los objetivos de la asistencia sexual hacen referencia a valores y principios como la autonomía, la autodeterminación, el empoderamiento, la calidad de vida y los derechos humanos, los cuales van unidos al concepto de inclusión. Según este marco teórico, la “asistencia sexual” con fines terapeuticos debería de llamarse de una forma diferente porque el/la asistente sexual no es un terapeuta ni alguien que dirija, corrija, decida, autorice, imponga o prohiba sobre la sexualidad de las persona con diversidad funcional ni sobre sus "trastornos sexuales". Es un medio para que las persona con diversidad funcional que quieran puedan hacer valer sus derechos, sus deseos y sus necesidades sexuales con dignidad e igualdad de oportunidades. 

En ese sentido, un/a asistente sexual debe de ser algo parecido a un asistente personal: su labor no es la de cuidar sinó la de facilitar aquellas cosas que la persona con diversidad funcional no puede hacer por él mismo, pero si son quienes deciden cuando, cómo, dónde y por quién se hacen.


El servicio es diferente en cada uno de los países dónde ya funciona la asistencia sexual como actividad de carácter profesional, en función de consideraciones morales, éticas, religiosas. También sobre la visión social de la diversidad funcional y cuestiones legales en relación a los servicios sexuales de pago. Pero en la mayoría de países tiene una clara tendencia hacia al asistencialismo y el carácter terapéutico de esta práctica. Por eso Sex Asistent ha decidio crear su propio modelo, único en el mundo en su planteamiento en sexualidad placentera, también para las personas con diversidad funcional, como medio de empoderamiento y de que cambie la visión social negativa hacia la diversidad funcional.

viernes, 13 de junio de 2014

¿Qué es Sex Asistent?

*Extracto de la ponencia de Rafael Reoyo en las jornadas ''Miradas sobre la asistencia sexual" (Madrid, 24 de mayo de 2014), organizadas conjuntamente por Sexorum y Sex Asistent Internacional. 

Si queremos que la sexualidad de las personas con diversidad funcional deje de ser un tema tabú relegado a la marginalidad y, si además, ya funciona en otros países, ¿por qué no lo va a hacer aquí? En ese contexto es dónde y para lo qué nace Sex Asistent.

Nuestra propuesta tiene que ver con una sexualidad placentera, diversa y no normativizada, que respete la diversidad humana y la libertad individual, y que permita la superación de estigmas sexuales. Los derechos sexuales son derechos humanos y la necesidad de ayudas técnicas y/o humanas no puede ser un obstaculo para ejercerlos.

Sex Asistent es una red mundial multidisciplinar creada por Silvina Peirano en 2012 en Barcelona. Es un proyecto teórico-académico de investigación y promoción de la asistencia sexual que nace desde los espacios de “Mitología de la Sexualidad Especial” y “Sex Asistent”. Actualmente tenemos presencia en siete países: España, Argentina, Venezuela, Colombia e Israel, Portugal y Francia.

No somos una asociación que gestiona un servicio de asistencia sexual, porque consideramos que debe de ser un servicio de autogestión y desde la autonomía laboral, para evitar el proxenetismo y la segregación, para que nadie controle ni manipule la sexualidad de las persona con diversidad funcional, y para que estas se empoderen a través de su propia sexualidad.

El proyecto va mucho más allá de que unas cuantas persona con diversidad funcional puedan mantener relaciones sexuales, del tipo que sean, porque sería anecdótico en si mismo si lo dejamos ahí. En ese sentido, Sex Asistent es un agente de cambio, de transformación, de reveldía y de resistencia al sometimiento del cuerpo, de la diversidad humana y de la sexualidad como dispositivo de control.

Nuestra propuesta tiene que ver con la igualdad de oportunidades, el empoderamiento, la autonomía, la libertad individual, la dignidad y el orgullo por lo diverso. Somos participes, junto a otros colectivos, de una revolución desde la radicalidad reivindicativa por un respeto, una dignidad y un orgullo hacia unos cuerpos que funcionan y son estéticamente diferentes a la mayoría estadística y en contra a la homogeneización corporal impuesta, convirtiendose la diversidad así en un valor desde la sexualidad.

También tiene que ver con la consecución de una serie de derechos humanos y sexuales sistemáticamente negados a un sector de la población, y que sirven para superar los estigmas sexuales asociados a la condición resultante del vinculo dis-capacitado / dis-ciudano reservada a las persona con diversidad funcional.

Además, esto supone una vía para que la valoración social de la diversidad funcional en general, y la consideración de las persona con diversidad funcional como seres sexuados empoderados cambie radicalmente, mediante el reconocimiento de las corporalidades diferentes y la identidad sexual de cada persona desde el respeto por la diversidad humana y la libertad individual.

Tiene que ver, también, con las corporalidades y la sexualidad no hegemónicas. Y esa es la gran aportación de este proyecto y las persona con diversidad funcional a la sociedad en general: la propuesta de un modelo social de diversidad inclusiva y en divertad, es decir, en libertad y con dignidad, en la que quepamos todas/os.

Y, por último, tiene que ver con la consideración de las persona con diversidad funcional como seres no solamente sexuados sinó como objeto de deseo porque la diversidad quedará asimilada socialmente como algo natural.

Según el bioético Javier Romañach: “si se desea construir una sociedad en la que todos quepamos. Si se desea que la diversidad funcional no represente una desventaja social ni un elemento de discriminación, se debe ir cambiando desde hoy la visión sobre la diversidad funcional y la dignidad en la que se sustenta”.

Desde Sex Asistent consideramos que, hasta ese cambio de paradigma anelado, la asistencia sexual será necesaria.